sábado, 7 de marzo de 2009

Noche sin sueños (Original 17-08-2008)

Durante años he tratado de hacer frente a las pesadillas que me acechan cada noche en cuanto mi cabeza cae rendida sobre la almohada. Por algún designio fatídico inquebrantable, o más bien por alguna peculiaridad neurológica desconocida e incurable, se puede contar con los dedos de una mano la cantidad de sueños “bonitos” de los que he podido disfrutar en mi vida, mientras que las pesadillas se apelmazan por centenas.

Tazas de leche caliente, atrapasueños artesanales colgados del techo, amuletos, duchas de agua febril, pensamientos positivos antes de ir a la cama, hasta tatuajes con el doble arco y la flecha. He oído de todo. Toda suerte de remedios para mi mal, ya tengan base mágica, científica, o ninguna en absoluto.

Y, sin embargo, aquí estoy yo, anhelando el descanso puro y placentero de una noche sin sueños. Una auténtica purificación del alma, un verdadero renacimiento al amanecer. La perfecta renovación del espíritu. La sensación aplastante de los sentidos abotagados por el peso de la oscuridad, y sólo de la oscuridad. El tacto vulnerable de una manta, el calor sedoso de un cojín, la compañía dulce y sincera del silencio, la excitante rendición de los párpados. La noche tiene demasiadas cosas hermosas que ofrecernos como para dejarnos vencer por los desechos de nuestra imaginación desbocada, los despojos de nuestras desgracias. Pero es que ni todos los amuletos, hechizos ni tatuajes del mundo pueden hacer desaparecer las peores pesadillas: las que proceden de la barrera infranqueable de nuestro vertedero interior.

1 comentario:

Érika Gael dijo...

Autor: lau

me encanto lo q escribiste, nunca habia leido algo tuyo, pareciera que tenes una facilidad para escribir poeticamente terrible, je.
Sé que no hemos hablaso pero entiendo los problemas, y cuando podamos las dos hablaremos, espero que sea pronto igual...
un beso enorme
ys egui escribiendo q es min blowing jajaja



Fecha: 25/08/2008 04:34.