miércoles, 3 de agosto de 2016

Cómo conocí a vuestro tío - Parte X: La pelirroja


Chicos, quizá el mes de marzo de 2008 no supuso un antes y un después en nuestra relación, pero sí supuso un auténtico antes y después en mi vida. Durante aquel mes, justo un año después de conocer al tío Nino, pasaron tres cosas, una detrás de otra: leí el libro Posdata: te amo, abandoné la metadona de una vez por todas y me teñí el pelo de rojo. Por ese orden.

Pero vayamos por partes… Si no me equivoco, nos habíamos quedado en que mi vida gozaba de cierta estabilidad, ¿no es así? El problema es que la estabilidad al lado de personas como la metadona implica escuchar a menudo cosas como: «me he cansado de la vida que llevo, y eso se aplica a nuestra relación», «hasta que las cosas no cambien no podré ofrecerte lo que necesitas» o, mi favorita, «estoy con otra, pero no la quiero tanto como a ti». Y por muy rencorosa, testaruda, orgullosa, introvertida y perro del hortelano con tendencia al melodrama que una sea, chicos, hay cosas que simplemente no se pueden permitir.

Por suerte, la claridad llegó a mi vida en el momento justo. Para resumir, la cosa sucedió más o menos así:

Sábado, 1 de marzo de 2008 (quince días para el cumpleaños de Nino): cae en mis manos cierto libro de Cecelia Ahern. Empiezo a llorar así como, renglón arriba, renglón abajo… en el primer párrafo.

Lunes, 3 de marzo de 2008 (trece días para el cumpleaños de Nino): salgo corriendo de la facultad. Durante el fin de semana las lágrimas me impedían ver el texto, así que no he podido terminar el libro. Sigo leyendo. Moco tendido. Deshidratación. Muerte por los ojos. Termino la novela y tengo una bendita epifanía: la vida son dos días. En serio. Os he descubierto la pólvora, ¿a que sí? Dos puñeteros días. Y yo estoy cansada de haber pasado llorando la cuarta parte de ellos.

Martes, 4 de marzo de 2008 (doce días para el cumpleaños de Nino): hago un descubrimiento casual que me lleva a oír otra vez mi frase favorita de la metadona. «Estoy con otra, pero no la quiero tanto como a ti». Cinco años y medio después, la metadona se va a tomar por culo de mi vida. De verdad. De forma definitiva. Esta vez sí.

Sábado, 15 de marzo de 2008 (un día para el cumpleaños de Nino): me tiño el pelo de rojo. A lo largo de los últimos años he coqueteado con el caoba, el morado, incluso con el fucsia… pero no. Tengo alma de pelirroja. Siempre lo he sabido, y ya ha llegado el momento de serlo.

Domingo, 16 de marzo de 2008: «¡Felices 26! Adivina: desde hoy hay una nueva pelirroja en el mundo. De regalo de cumpleaños, te mando una foto en primicia, a ver si la reconoces. ¡Que disfrutes de tu día y cumplas muchos más! Por cierto… vuelvo a estar soltera».

Antes os conté que vuestro tío Nino me hizo un regalo inesperado un año antes, cuando cumplí los veintidós, pero como ya bastante idealizado tenéis todos al «trozo de pan» de Nino en esta familia, no quería que pensarais que vuestra tía Clara es una egoísta sin escrúpulos incapaz de estar a la altura en un cumpleaños…



Chicos, en marzo de 2008 leí Posdata: te amo, con el que aprendí que ser feliz nunca debería ser una tarea difícil. Justo después me inscribí en mi primer taller de escritura, y he seguido escribiendo desde entonces.

En marzo de 2008 renegué para siempre de la metadona, y he estado sobria desde entonces.

En marzo de 2008 me teñí el pelo. Y he sido pelirroja desde entonces. 

2 comentarios:

Ratoncito dijo...

Estoy enganchadiiiiiisima! Me encanta la historia, y cómo la cuentas! Con muchas ganas de leer las siguientes entradas.....

Érika Gael dijo...

¡Muchas gracias, Ratoncito! Fue un placer vivirla y está resultando un placer contarla. Si además os gusta a quienes la leéis, no puedo pedir más, jeje.