viernes, 17 de abril de 2009

Sadomasoquismo

He retomado Noche de Mardi Gras después de la semanita de relajo, que no ha sido tal, con la que me había premiado a mí misma por haber currado tanto los últimos treinta días. He aprovechado para finiquitar la novela corta que enviaré a Autoras en la Sombra y, además, he decidido presentarme al certamen que organiza La Barca de la Cultura a finales de este mes con dos brevísimos relatos que se me han ocurrido entre medias. Mañana me toca darme una vuelta por el Registro de la Propiedad otra vez.
Pero volviendo al tema, he vuelto a abrir el archivo de Mardi Gras donde lo dejé, y aunque no tengo mucho tiempo, me he propuesto seguir escribiendo un mínimo diario para poder terminarla algún día. El problema es que hoy, por ejemplo, me ha tocado enfrentarme a la escena más dura de toda la novela, y sólo he sido capaz de escribir ochocientas palabras. Pero el daño ya estaba hecho.
El sadismo de la escena en cuestión ha despertado mi masoquismo interior.
Así que he tratado de pensar en otras cosas y no dejarme vencer otra vez por ese maldito fantasma que surge cuando menos te lo esperas.
He cogido el dinero que tengo que pagar mañana por cada obra.
He apuntado en la agenda la hora a la que podré escaparme al registro.
He comprobado si ya había metido en el bolso los manuscritos.
He reflexionado acerca de cómo logar que un relato de cinco páginas quepa en cuatro, sin que por ello pierda su esencia.
He recordado recordarme a mí misma que sería conveniente poner el logo del copyright cada vez que subo al blog algo que ya está registrado.
He hecho la enésima copia de seguridad de Noche de Mardi Gras cuando he guardado cambios en el archivo.
Pero, a pesar de todos esos pensamientos, no logré expulsar el otro de mi cabeza, donde sigue palpitando con la cadencia de una molesta y agobiante coletilla.
Y TODO ESO, ¿PARA QUÉ?

2 comentarios:

Victoria Rodríguez dijo...

Pues... porque en el fondo eres una peazo escritora que tira de espaldas, y lo sabes. Como lo sabemos todas las que hemos leído algo tuyo. Y hay que seguir intentándolo, para que todas esas historias tan buenas no se queden olvidadas en un cajón. No se lo merecen, dales una oportunidad.

Besazos

Ana Iturgaiz dijo...

Para que los demás disfruten contigo.