Como cierto reloj continúa su inexorable cuenta atrás, vamos a tratar de que sea más amena la espera con algunos datos que, tanto si ya los conocéis como si no, seguro que os hacen sentiros un poco más cerca de esa magnífica ciudad sureña que es Nueva Orleans :).
Por ejemplo... ¿sabías que la sala Preservation Hall, en Saint Peter Street, abre sus puertas 364 días al año? Sólo hay una noche en la que incluso las alocadas bandas de jazz se toman un merecido relax... la Noche de Mardi Gras -¿cuál si no?;)-.
En la novela, sin embargo, hay una escena en la que David y Carlota asisten a un concierto durante esa noche en cuestión. Abrir sus puertas para ellos a mi antojo fue una de las licencias literarias que me permití tomar aun sabiendo que, en la vida real, hubiese resultado imposible. Pero es que... ¿cómo iba a consentir que mis protagonistas no disfrutasen de la sala de conciertos más famosa de toda América en la noche más especial de sus vidas?
Situado en pleno Barrio Francés, Preservation Hall fue inaugurado en 1961, en un cochambroso edificio de tipo colonial construido a principios del XIX y que a día de hoy sigue en las mismas deplorables -pero encantadoras- condiciones. Lo que era una primitiva galería de arte se convirtió en un improvisado "garaje de ensayo", para después pasar a ser la sala de música que conocemos en la actualidad. Más de cincuenta años después, aún es punto de reunión obligado para los amantes del jazz, hasta el punto de contar con su propia banda "local", la Preservation Hall Jazz Band. Y no sólo eso: también se encarga de impartir clases de jazz a través de su fundación, hacer de pista de despegue para la carrera de artistas desconocidos y, en definitiva, promocionar este tipo de música en la ciudad que lo vio nacer y a lo largo y ancho del mundo.
Una razón más para disfrutar de Noche de Mardi Gras y para seguir soñando con cruzar el charco y dejar que nuestros tímpanos gocen al ritmo del saxo y del cello...
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