25 de octubre de 2013. 12 horas y 11 minutos (hora insular). 446 páginas de Word. 132.216 palabras (casi 30.000 palabras más que "Faery" y que "Noche de Mardi Gras"). Y un punto y final que marca un antes y un después en mi vida.
Podría decir tantas cosas... Por ejemplo, que la catarsis de esta mañana justo antes de emprender la última escena fue épica. De las que pueden hundir tu carrera si alguien te hace la faena de grabarla en vídeo. Podría decir que me da una pena inmensa despedirme de estos seres extremos que me acompañan desde una mañana fría de enero, y desde muchos años antes, incluso. Podría decir que todas esas páginas y todas esas palabras no son más que una maraña caótica que ahora va a dar lugar a una de las correcciones más arduas de la historia de las correcciones (con lo poco que me gusta a mí corregir...). Podría decir que me muero de ganas de poder compartir esta historia, inesperada y esperadísima al mismo tiempo, con todos vosotros, porque, aunque esté asustada como un cervatillo ante el disparador, es la pura verdad. Podría decir que, para lo metódica que yo suelo ser, esta novela es el resultado de un proceso terriblemente indisciplinado y anárquico de creación.
Pero no diré nada de eso. Porque estoy tan contenta que mi entusiasmo eclipsa todo lo demás. Podría estar mil veces mejor escrita, mil veces mejor desarrollada y mil veces mejor estructurada, lo sé, pero no son esos los motivos por los que estoy segura de que la recordaré toda mi vida, sino porque es la novela que me hizo regresar. La historia con la que volví a despertar de mi letargo, en aquella lejana mañana de enero en la que me di cuenta que había una parte de mi vida, de nombre Érika y de apellido Gael, que no estaba donde debía estar. Donde yo quería que estuviese.
Y con Érika, como no podía ser de otro modo, han vuelto ellos. Ellos, con toda su parafernalia demoníaca, que sigue siendo la misma pero que a la vez es tan diferente... Hay cosas que no se pueden medir, ni impedir. Yo he cambiado, y mucho, a lo largo de este tiempo; fue inevitable no hacerlo. ¿Por qué no iban a cambiar ellos?
Es el primer punto y final que escribo en casi cuatro años de angustioso bloqueo. Es el punto y final que marca la clausura de una etapa y el comienzo (o eso espero) de otra aún mejor. Sea como sea, la tercera novela que tanto he deseado, por la que tanto he suplicado, ya es una realidad. Costó, pero llegó. Y hoy, después de 446 páginas, 132.216 palabras, mis chicos tienen que aprender a volar solos, y yo a volar sin ellos. Ya está bien de quejarme, jejeje. A partir de mañana, me haré a un lado para cederles a ellos su auténtico protagonismo :). ¿Que quiénes son? Pronto lo descubriréis...
Sé que la pregunta lógica tras tanta pista y tanto misterio va a ser la misma a la que me he enfrentado, con mejor o peor tacto, durante los últimos meses. ¿Habrá saga? A pesar de todo, sólo puedo responder igual que he hecho hasta ahora: no lo sé. Y tampoco me quita el sueño saberlo o no. He estado en el limbo demasiado tiempo como para agobiarme ahora por eso; lo que me interesa es escribir, y seguir disfrutando mientras lo hago. Lo único que, a día de hoy, estoy en calidad de decir, es que sí habrá un segundo libro de mis Príncipes del Infierno.
De momento, esto es lo que hay... Y, para mí, es un mundo entero ;).
© Érika Gael.
2 comentarios:
Quería poner tantas cosas en este comentario, que las ideas se agolpaban en mis huellas digitales, luchando unas contra otras por salir.
Pero al final todas han cedido a la ultima, a aquella que esperaba demasiado paciente a que fuera su turno. Pues ya sabia cual era su lugar.
¿Casualidad? ¿Destino?
Siete letras. Siete demonios. Siete Príncipes. Siete pecados. Siete amores.
G R A C I A S.
Deisy, son tantos los mensajes tuyos que me han llegado al corazón durante estos meses de lento y difícil retorno, que la que tiene que darte las GRACIAS (así, con mayúsculas) soy yo a ti ;).
Me ha encantado tu asociación en torno al número 7. Esperemos que esa cifra mágica traiga suerte al recién llegado, jejeje, y que tú lo disfrutes como ansías y mereces.
Mil besos.
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