lunes, 2 de junio de 2014

Noche de Mardi Gras, ganadora de dos Premios RNR 2013

Hoy era uno de esos días que empiezan mal, y todo parecía indicar que iba a terminar peor. Uno de esos días en los que el Universo parecer conjurar contra ti y tus ganas de comerte el mundo. Uno de esos días en los que te levantas torcida y, por más que tratas de enderezarte, siempre aparece algo que te vuelve a empujar hacia el lado equivocado.

Hoy era uno de esos días en los que, llegado un punto, decides salir de casa a toda costa, escapar a donde sea, huir de lo que sea, pero huir. Y es justo en ese momento, sola, en mitad de la calle, cuando suena tu móvil y recibes la noticia que le da la vuelta a todo.

Noche de Mardi Gras se ha llevado los dos premios a los que aspiraba en los RNR 2013 (Mejor romance paranormal -por delante de Sherrilyn Kenyon, uffff...- y Mejor novela romántica autopublicada -compitiendo con enormes compañeras de fatigas como son Meg Ferrero y Patricia Sutherland...-). En cuanto leí mi nombre en la pantalla, no pude evitar escudarme tras las gafas de sol -una, que es de lágrima fácil, qué se le va a hacer...- y echar a correr de vuelta a casa. Y aquí estoy desde entonces. Sentada delante del ordenador. Sin terminar de creérmelo. Sin saber qué decir. 




Porque no se me olvida que hoy, hace un rato, mi día daba asco, pero esto me ha hecho recordar por qué, a pesar de todo lo malo, me sigo dedicando a eso de escribir. 
Porque no se me olvida que sois las lectoras quienes votáis en los Premios RNR, y os juro por lo más sagrado que no sé cómo daros las gracias. Si os sirven mis lágrimas, entonces os las regalo todas, todas, todas. 
Porque no se me olvida que el equipo increíble que forma El Rincón de la Novela Romántica ha estado conmigo desde el principio, confiando cuando nadie confiaba, empujando cuando nadie más empujaba. En silencio cuando era lo que yo necesitaba. 
Porque no se me olvida que, tal día como hoy, un 2 de junio de 2008, empezaba mi carrera como Érika Gael, y éste es el mejor regalo de aniversario que las dos, Érika y yo, podemos recibir.






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