Creo firmemente que la ciencia tiene un papel en la comprensión del amor, pero no un papel exclusivo. La ciencia no nos ayudará a comprender la evolución del amor a través de la historia de la civilización: éste es el cometido de la investigación histórica. La ciencia no nos permitirá experimentar a través de los demás los misterios y tribulaciones del amor, y así aprender acerca del amor: ésa es la función de la literatura y de las artes. La ciencia no nos iluminará en lo referente a las propiedades metafísicas del amor o a las cuestiones éticas que lo rodean: ése es el papel de la filosofía. Y la ciencia no nos proveerá de primeras aproximaciones al amor: ése es el papel de la experiencia vital.
R. J. Sternberg
Éste es un espacio dedicado a las letras, habitualmente a las mías. Sin embargo, en ocasiones, hay letras ajenas que significan tanto, que me dicen tanto, que es mi obligación darles cabida aquí. He pasado media vida sin entender por qué mis hemisferios cerebrales se tiraban los trastos a la cabeza, buscando una respuesta al eterno enigma entre ciencia y arte. Ha tenido que venir mi admirado Sternberg para explicarme que, en realidad, durante todo este tiempo iban de la mano.
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