lunes, 12 de abril de 2010

10+3

A lo largo de mi vida, mi relación con el deporte ha sido más que escasa: ha sido prácticamente nula. Mi única experiencia como atleta se remonta a los pocos (y tortuosos) años como gimnasta de rítmica en los que aullaba de dolor más de lo que reía o hablaba. Fue tan corta esa experiencia, que cuando quedó atrás sólo pude echarla de menos durante una breve lapso de tiempo. Nunca lo vi como un momento decisivo en mi carrera y, por esa y por muchas otras razones, nunca imaginé que acabaría de pie en una grada, con lágrimas en los ojos, aplaudiendo a un jugador de balonmano que, a los 28 años, ha decidido pasar página y dejar atrás la resina, los entrenos, los viajes cada quince días, las pesas, las carreras, los masajes del fisio y las risas en el vestuario.

En ese instante pensé en todos los deportistas que cada temporada se enfrentan cara a cara con su retirada y que nunca conocemos. Personas anónimas que no tienen ni un segundo de gloria en televisión, que no cobran millones de euros, que no ofrecen ruedas de prensa ni emiten comunicados oficiales, pero que engrosan las alineaciones, llenan los campos, luchan por una pasión, se anteponen a las adversidades, se dejan el pellejo y hacen posible, en definitiva, que el juego nunca termine.


Y nunca termina. El árbitro no pita el final cuando ellos se van. El balón sigue golpeando con furia la red. Sirva este artículo desarticulado como homenaje a todos ellos.


13. El número que vestía su dorsal y que a partir de ahora pertenecerá a otro.


10 + 3. 3 + 10.


3 goles marcados.


10 de abril de 2010.


El día que el pivote del BM Puerto Cruz dijo adiós.

6 comentarios:

Kyra Dark dijo...

Ooh, es un detalle!
La verdad que tienen mérito. Mi novio se rompió el tendón de aquiles hace dos años y medio y ver su cara cuando le dijeron que de deporte nada de nada fue un palazo. Tengo que reconocer que en su momento me alegré interiormente (más tiempo juntos, ya no más hacer de cheerleader que ya tengo una edad...)pero ahora, años después, que empieza a hacer deporte de nuevo aunque esta vez como un hobby que no pasará de ahí, pienso que en el fondo crece con cada pelota que devuelve.
Sí, Érika, ha sido un detalle muy muy bonito.
Besitos

Maria dijo...

No tengo manos ciberneticas para mandarte un aplauso por tus bonitas palabras,pero imaginame asi al terminar de escribir.

Un beso

pd: BM de Puerto Cruz?? q casualidad,vivo en un pueblo de Tenerife llamado asi: Puerto de la Cruz.

Érika Gael dijo...

Gracias a las dos ;).

María, estamos hablando del mismo lugar ;). Mi novio es de Santa Cruz y juega (jugaba) en el equipo del Puerto de la Cruz, el BM Puerto Cruz. Qué casualidad, porque precisamente estas vacaciones he pasado unos días en tu pueblo.

Un beso.

icenico dijo...

Y solo se puede decir una cosa, muchísimas gracias, por todo, por como eres, y especialmente por cada cosa que me dedicas.

Me enseñaste a amar, a sentirme amado, a volar por los cielos, tan solo tocando tu piel, a besar el infinito, perdiéndome entre tus labios, a no querer nada, más que estar a tu lado.
Te quiero, y muchas gracias por todo

Maria dijo...

Ay Erika,q me dices!!!!!!

Que pena no haber sabido antes de ti,si no hubiera sido pro Maribel lo q me estaba perdiendo.

Tu novio es tinerfeño?vienen todos los años pa'ca?

Mañana subo una pequeña reseña de alfileres en el corazon,espero q te guste,tanto como yo disfrute con tu pequeño relato.

Un besote tinerfeña de corazon.

Maribel dijo...

Es un detalle acordarse de todos esos deportistas que trabajan a fondo en el anonimato, dejandose la piel. En esos casos sí que se puede decir que es amor al deporte, vocación, deseo de superación personal.
En cada olimpiada me pregunto qué será de esos chicos que se han preparado a cosnciencia durante años con muy poca ayuda, para jugarsela en unos pocos minutos sin que nadie se lo reconozca porque cuando acaban los juegos, todos vuelven a sus vidas anonimas.

Una palabras muy bonitas y un aplauso a todos esos depportistas que nos dan mucho sin esperar mucho a cambio.

Besos guapa (Yo tambien era una patosa, jejeje. La graveda podia conmigo).