Más allá de ser el símbolo de la ilustre (y extinta) monarquía francesa, la flor de lis es, de lejos, uno de los diseños más controvertidos y con una mayor cantidad de significados encerrados entre sus tres pétalos hilvanados. Como un arcaico yin-yang, la flor de lis abarca desde la magnificencia más esplendorosa hasta la decadencia más abyecta, y ésa es la parte de este lirio de trazos esquemáticos que más me interesa.
La flor de lis es el símbolo de los reyes, sí, pero también el de las putas, los criminales y las adúlteras. A los primeros se la pintaban en las ropas, en los muebles, en las banderas, para que tuvieran siempre presente su grandeza y su linaje. A los segundos, se la tatuaban en la piel para que nunca olvidaran quiénes eran ni qué habían hecho. La flor de lis es muestra de orgullo o estigma; pecado y redención. Siempre he querido llevar una flor de lis sobre mi cuerpo, me parece una condena justa para todos mis errores y el modo de evitar que vuelvan a repetirse. Hoy, además de en mi piel, me gustaría garabatear una flor de lis en cada página de una novela que escribí sin ilusión y con desgana. Una flor de lis en todas las escenas de ese mapa vergonzoso que me apresuré a liquidar antes de que se me echara el verano encima. Una flor de lis en este blog por los espacios vacíos que una absurda historia como ésa no pudo llenar. Una flor de lis en todos los planos y guías de Chipre, porque sus parajes no ayudaron en el desarrollo de la trama, ni sus olores me sirvieron de inspiración. Una flor de lis en los cuadros descriptivos de personajes, por haber fallado en su concepción.
Una flor de lis sobre las palabras Noche de Viernes Santo y lo que cada una de ellas significa.
Ha llegado el momento de llevar a cabo propósito de enmienda, y la flor de lis me recuerda desde el papel lo que no debo hacer. Ella me ayudará a no caer en las equivocaciones en las que yo misma me sumergí cuando inicié un proyecto inadecuado en el momento inadecuado. Sin embargo, vuelvo a luchar por recuperar la ilusión, sin saber aún cómo de agotadora será la tarea de empezar de cero y volver a planificar, analizar, investigar y narrar una historia que, espero, ésta vez sí sea la correcta. La que mi corazón realmente quiere contar.
Desvisto a Sam y a Lea, les despojo de la carga insoportable que les hizo tambalear y vuelvo a reconstruirlos, pieza a pieza. Hago las maletas y me subo en un avión que vuelve al mediterráneo pero que, en esta ocasión, se queda más cerca. Rasgo las notas y apuntes para mí misma que había hecho hasta ahora y me planto ante un folio en blanco, dispuesta a empezar otra vez como la masoquista empedernida y convencida que soy.
Ya lo decía Buesa, volver a amar es el castigo de los que amaron con exceso. Vuelvo a crear. Volveré a amar, también.
2 comentarios:
hola erika, hace un mes tatué sobre mi cuerpo, mi hombro para ser exacta la flor de liz que vos tenes como imagen principal para hablar de esta, no puedo creer, que compartamos el mismo significado por esta misteriosa FLOR. mis errores y mi culpa llevaron a hacermela, ojo, la amo, y la llevo conmigo sabiendo que voy a volver a tropezar con la misma piedra por ser testaruda y querer sola darme cuenta de lo que esta bien, y de lo que no,ella me va a acompañar y darme fuerza y memoria para no alejarme de mi esencia, espero no aburrirte, y que me creas, que estoy SORPRENDIDA!! porque esta pagina parecee haber sido escrita por mi, o sacada de un sueño que de mi inconciente desperto...
te dejo un saludo exitos con tu libro,gracias, tamara.
Buscaba su significado y me tope con uds, me parece una buena manera de representar y recordar esa dualidad con la que se lucha, al menos por mi parte...
Tengo varios tatuajes x cierto ya se cual sera el proximo.
Iván López
Publicar un comentario