sábado, 20 de junio de 2009

Así que te digo... why don´t you and I?

Hace unos días alguien me preguntó por qué siempre me inspiro en la misma canción cuando escribo escenas felices. De hecho, la cercanía del final en el proceso de creación de una novela es directamente proporcional al volumen con el que retumban los altavoces en las paredes de mi habitación.

Después de meditarlo un buen rato, llegué a la conclusión de que ésta es la única canción que, cuando al fin mi cerebro se calla, sigue sonando, y también la única capaz de devolverme la alegría cuando hasta mi corazón se apaga.


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