jueves, 26 de septiembre de 2013


Hace tiempo que no utilizo este espacio para daros cabida a vosotr@s. Quizás, porque nunca me he sentido muy identificada con esos autores que sólo abren la boca para hacer propaganda. O quizás porque, a pesar de ver expuestas mis creaciones al ojo ajeno, sigo siendo tan tímida que aún me sonrojo cada vez que leo vuestras opiniones.


Sin embargo, quería aprovechar este pequeño rato de descanso entre párrafo y párrafo para recordaros que os leo, y que no podéis siquiera imaginar lo mucho que tiemblo cuando veo palabras como "sublime" o "maravilloso" asociadas a mi novela. Los escalofríos que me envuelven cuando me confesáis lo poco que os gusta el género fantástico, pero lo mucho que os gustó Noche de Mardi Gras. Lo abrumada y estremecida que me siento cuando habláis de mí como una "escritora con un don extraordinario".



Gracias, gracias, gracias, de verdad. Hasta el infinito. Compensáis cada bache, cada disgusto, cada dolor y cada angustia de este puñetero oficio a contracorriente. 



Permitidme que hoy l@s protagonistas seáis algun@s de vosotr@s.Os merecéis esto y mucho más:



"Bien escrito, original, sorprendente, sexy y... ¡cargada de demonios con muy malas pulgas y rostros angelicales!" --> MaRtA_11 (Amazon)

"Sublime esta novela. Me ha puesto los pelos como escarpias al leerla." --> brujita.23 (ComparteLibros)


"Recomendable 100%. Uno de esos libros que no hay que dejar pasar. Unos personajes atrayentes y una historia que no da respiro." --> kkekka (El Rincón de la Novela Romántica)

"Me ha sorprendido y realmente merece la pena" --> Laurayjc (Amazon)

"Maravilloso, original, con unos protagonistas fuertes y sensuales. Me ha mantenido pegada a sus páginas." --> llorentemarian (ComparteLibros)

Sé que me repito más que el ajo, pero GRACIAS. Esto, sumado a mi inquietante sentido masoquista, es lo que hace que cada día me siente delante de mi destartalado PC y me ponga a escribir. 







miércoles, 18 de septiembre de 2013

La No Literatura



Buenos días de miércoles a tod@s!

Hoy os dejo por aquí un nuevo artículo de opinión que escribí hace ya tiempo bajo el pseudónimo de Isabeau (teniendo en cuenta que Érika Gael también es un pseudónimo, entonces tal vez lo más correcto sea tildarlo de pseudo-pseudónimo, jejeje) y que El Rincón de la Novela Romántica ha recuperado en estos días para su portada :).

Para acceder al artículo "La No Literatura", pincha AQUÍ.

Muchos besos, y a por lo que queda de semana con ánimo e ilusión!

lunes, 16 de septiembre de 2013

Amor y ciencia, ciencia y amor

  Creo firmemente que la ciencia tiene un papel en la comprensión del amor, pero no un papel exclusivo. La ciencia no nos ayudará a comprender la evolución del amor a través de la historia de la civilización: éste es el cometido de la investigación histórica. La ciencia no nos permitirá experimentar a través de los demás los misterios y tribulaciones del amor, y así aprender acerca del amor: ésa es la función de la literatura y de las artes. La ciencia no nos iluminará en lo referente a las propiedades metafísicas del amor o a las cuestiones éticas que lo rodean: ése es el papel de la filosofía. Y la ciencia no nos proveerá de primeras aproximaciones al amor: ése es el papel de la experiencia vital.

R. J. Sternberg

  Éste es un espacio dedicado a las letras, habitualmente a las mías. Sin embargo, en ocasiones, hay letras ajenas que significan tanto, que me dicen tanto, que es mi obligación darles cabida aquí. He pasado media vida sin entender por qué mis hemisferios cerebrales se tiraban los trastos a la cabeza, buscando una respuesta al eterno enigma entre ciencia y arte. Ha tenido que venir mi admirado Sternberg para explicarme que, en realidad, durante todo este tiempo iban de la mano. 

lunes, 9 de septiembre de 2013

Un ínfimo detalle acerca de mí...

Como autora con dos libros en el mercado y un tercero en plena fase de gestación, tengo un problemón tremendo, y éste tiene que ver con las citas que suelen aparecer al comienzo de un libro. Qué chorrada, pensarán algunos. Si eso ni siquiera es obligatorio; bastante hay con el tema de los personajes, tramas, estructura, ambientes, documentación, voces, estilo, ortografía, sintaxis, correcciones, portadas y maquetaciones, como para comerme el coco con citas esquivas que no se dejan encontrar. 

Ya, si mi problema no es que sea o no algo obligatorio, ni que no se dejen encontrar por mucho que rebusques. Mi problema es que ME ENCANTAN, y que, para colmo, a mí me salen al paso a docenas. Y como mujer soy absolutamente decidida, pero como autora soy exasperantemente indecisa. Así que, lo quiera o no, cada vez que me veo en la tesitura de elegir las citas que habrán de acompañar e introducir cualquiera de mis historias, corto y pego, hago y deshago, cambio y vuelvo a cambiar, y nunca me veo capaz de quedarme sólo con una. 

¿Solución? No quedarme sólo con una. A lo largo del proceso de creación de una novela, o incluso de un relato, son muchos los meses en los que mi cabeza no está pendiente de otra cosa que no sea de esa historia que comienza a tejerse entre neuronas. Visto así, no es de extrañar que tenga alucinaciones con ella, que la reconozca en cualquier parte, que la busque en otras obras o que tire del hilo de la inspiración en cualquier costurero. Antes de escribir, cuando los entresijos de la trama aún están empezando a fraguarse; durante su desarrollo; y también después, cuando te da tanta pena deshacerte de ella que te aferras a cualquier estímulo que te la recuerde, como en una insana relación marchita. De este modo, son muchos los meses en los que tengo ocasión de acumular citas que, desde mi subjetivo punto de vista, generan un incomparable marco de presentación de lo que está por venir. 

Cuando Faery vio la luz, me las vi y me las deseé para quedarme sólo con dos citas que fueran abriendo boca en el lector. Con Noche de Mardi Gras, lo tuve claro. Como mínimo tendría que elegir tres. Una de ellas, además, pertenecería a una canción de uno de mis artistas favoritos, la cual supuso una inagotable fuente de inspiración a lo largo de toda la elaboración del libro (¿sabes cuál es? Más abajo podrás escucharla ;)). 

Es mi cruz, está claro. Pero la asumo feliz. Y tengo claro, sean cuales sean mis proyectos futuros, que me va a costar más decidir con qué citas arrancar que la propia narración. De hecho, ya tengo una gruesa lista de candidatas pugnando por ocupar su honorífico lugar :). 


miércoles, 4 de septiembre de 2013

Maktub



Dicen las letras árabes (que, a fin de cuentas, vienen a ser como las nuestras, sólo que con otro orden y otro espíritu...) que el destino es maktub, es decir, que "está escrito", y que no importa cuánto hagamos para escapar de él, porque siempre acabará por alcanzarnos.

Maktub es una palabra que me fascina, me persigue y me condena desde la primera vez que tuve contacto con ella. Es mi juguete fetiche, mi compañera en todos los grandes momentos de mi vida, los buenos y los malos. Y, desde mi punto de vista, que esté implícito en ella el verbo "escribir" no puede deberse a una simple casualidad.

Mi destino se selló el día que nací, y no importa cuanto ardid haya tratado de poner en práctica desde entonces para esquivarlo. Mi destino era llevar la literatura marcada a fuego en la piel, y aquí estoy, veintiocho años después, odiándola y amándola como el primer día. Llevándome por delante cualquier atisbo de cordura que me permita alejarme de ella. Sometiéndome a su voluntad con la sórdida abnegación de un ajusticiado, como si absolutamente nada más en el mundo valiese la pena. Como si nada más allá de estos dedos que teclean temblorosos valiese la pena. Estaba escrito, no sé si en las estrellas, en la imponente presencia de las sagradas escrituras o en el pestilente y banal residuo de los posos del café, pero estaba escrito. Y a mí siempre me ha gustado demasiado leer como para pasar eso por alto. 

Hoy es un día para pedir perdón a todas aquellas personas que me han conocido alguna vez. Perdón. Porque lo único que habéis conocido de mí es una carcasa vacía e inservible. Mi alma, la auténtica, tendréis que rastrearla en cada uno de mis escritos. Perdón por si alguna vez no os he dado todo lo que esperabais de mí. Porque hasta los más inocentes habéis caído en este juego tremendo en el que el mundo dicta y yo transcribo, sin tener en cuenta vuestros sentimientos, vuestras ilusiones, vuestras necesidades. Perdón por utilizaros de la manera más vil. Porque usar y desechar cuanto he aprendido de vosotros, disponerlo a merced de las letras, ha resultado extremadamente fácil y apasionante.

Hoy es un día para pedir perdón, pero también para dar las gracias, y ésas van con nombre y apellidos. Gracias a mis padres, por inducirme en este estado hipnótico de amor a la literatura y apoyarme incondicionalmente para que no salga de él. Gracias a mi pareja, por esa obstinada terquedad y esos golpes de aliento que parecen salir aún más a flote cuando invito a jugar a la palabra "abandono". Gracias a mi mejor amiga, porque sin ella en mi vida, la mayoría de mis personajes -me incluyo entre ellos- no tendrían la mitad del carisma y el arrojo que tienen. Gracias a la gente que me conoce y me lee y me anima y me motiva, y gracias a quienes no me conocen y lo hacen también. Aunque no sea más que una carcasa vacía e inservible. ¿Qué puedo decir al respecto? El destino es maktub, y yo sólo soy una kaatiba* por su culpa.

Los occidentales, que somos mucho menos de poesía y más de cine que los árabes, solemos ampararnos en una cita de película: "La vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento". Pues bien, después de todo lo expuesto, creo que estoy en condiciones de afirmar que, en mi caso, la vida se mide por las palabras que se acumulan en la hoja en blanco y, en este sentido, me gusta pensar que la mía aún está empezando. 


*Escritora.