Fin del borrador que más sudor y lágrimas (sangre no, pero casi) me ha hecho derramar en toda mi vida. Ahora toca recargar las pilas para enfrentarme a la no menos compleja tarea de reescribir desde el principio este desastre caótico de 120.176 palabras, además de preparar las maletas para aterrizar en el lugar en el que mi cabeza y mi corazón ya llevan viviendo cinco meses...
¡Nos vemos en agosto! ;)
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