martes, 12 de noviembre de 2013

¿Sabías que...? - Parte IV

  

  Cuando en Nueva Orleans nos dicen que tengamos cuidado con los Hurricanes (los de beber, no los que soplan desde el Golfo, aunque supongo que con esos también hay que estar al loro...) será por algo. Por eso, ¿qué mejor que tomarlos con el estómago lleno? 

  Sí, como ya habréis adivinado, hoy toca hablar de gastronomía. Y si hay algo en la potente y peculiar gastronomía de Louisiana que los orleannianos adoran, que los turistas adoran, que los críticos culinarios adoran, que incluso los vampiros, espectros, vodoístas y raritos varios adoran, son los beignets. Cualesquiera, así en general, pero si proceden del Café du Monde, mejor que mejor. 

  Beignets no es más que la palabra francesa para definir lo que nosotros conocemos como buñuelos. Sin embargo, Nueva Orleans ha elevado este tradicional postre europeo a la categoría de arte, y como el amigo becado de Carlota nos cuenta en "Noche de Mardi Gras", nadie puede marcharse de la ciudad sin haber hecho una visita al famoso local de toldo verde en la esquina entre Jackson Square y Decatur Street.

  Hoy, como no podía ser de otro modo, os propongo la receta original de los beignets del Café du Monde, por si en una de estas tardes de hastío otoñal nos apetece sentirnos más cerca del río Mississippi :).

Ingredientes para 12 beignets:
  • 1 sobre de levadura
  • 2 cucharadas de agua templada
  • 2 tazas de harina
  • 4 cucharadas de azúcar
  • Media cucharadita de sal
  • 1 taza de leche entera
  • 4 cucharadas de manteca o mantequilla (no margarina)
  • 1 huevo batido
  • Aceite para freír
  • Azúcar glas para espolvorear


Preparación:

  En un bol, disolvemos la levadura en el agua tibia (a unos 35-40º) y añadimos la harina, las cucharadas de azúcar y la sal. 
  Calentamos, en una olla a fuego medio, la leche con la mantequilla, y retiramos justo cuando comienza a hervir. Esto lo vertemos sobre la mezcla anterior. Agregamos el huevo batido y mezclamos bien con una cuchara de madera.
  Cuando la pasta esté manejable, espolvoreamos harina sobre la superficie de trabajo y seguimos amasando. Después, estiramos con el rodillo de cocina hasta formar una película de aproximadamente 1.5 centímetros de grosor. Con un cuchillo, cortamos porciones cuadradas o rectangulares, de no más de 5 centímetros por cada lado. Estas porciones se fríen en aceite caliente, y se sirven tibias espolvoreadas de -mucho, muchísimo- azúcar glas. 

Et bon appétit!

* Receta extraída de Yahoo! Shine, por cortesía de Stephanie Rosenbaum.


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