jueves, 29 de octubre de 2009

La voz de mi conciencia


La voz de mi conciencia nació en el Peloponeso, un sitio muy cuco que viene a quedar saliendo de Bilbao en dirección a Santurce. Sin embargo, es difícil que la veas con la falda arremangada y luciendo la pantorrilla, ya que tiende a esconder la verdadera naturaleza de su alma bajo chispeantes dosis de acidez y cinismo.


Tiene tendencia al estrés, como yo, a la ponzoña verbal, como yo, al pesimismo innato, como todo el mundo, y también a estados carenciales de motivación y confianza. Es una voz refunfuñona, peleona, insistente, dubitativa y viperina, pero es la mejor voz que te puedes encontrar si quieres dedicarte a la cosa ésta que se llama literatura (me acabo de dar cuenta de que rima con basura).


Mi voz me dice exactamente en qué momento tengo que dejar de lloriquear y ponerme las pilas. Nunca me cuenta lo que quiero oír (bueno, sí a veces), pero es mi principal contenedor de autoestima industrial cuando las cosas salen mal. No es que tenga criterio, es que ella en sí misma es un auténtico X+Z=Y, de esos que no tienen precio por lo escasos que son. Es franca, original, divertida, generosa, sensible y… ¿en cuántas ocasiones me ha ayudado a salir del bache? No puedo contarlas. No termino hoy.


Así es la voz de mi conciencia. Con sus defectos y virtudes (especialmente defectos, heredados todos de una abuela algo cascarrabias), pero no sé cómo sería capaz de llevar todo esto sin ella.

2 comentarios:

Ana Iturgaiz dijo...

Y por un casual, ¿su nombre no empieza por L?, bueno E si la buscamos más allá de la Península Itálica, a 214km. al Suroeste de Atenas. Si la ves, si la encuentras, si te escucha, dile de mi parte que todavía espero que me toque los c. un poquillo con sus comentarios.

La voz de tu conciencia dijo...

si nunca se me ve con la falda arremangada es porque siempre voy con pantalón.
Y aunque te agradezco que ¡por fin! reconozcas que soy, con diferencia, el mejor Grillo con el podrías haberte topado, ambas sabemos que tú sola puedes devorar el mundo. Empezando por la M y terminando por la O.

P.D. La culpa de tu insomnio recae sobre mi espalda. Todos saben que sin conciencia se duerme mucho mejor.