lunes, 7 de septiembre de 2009

Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden




Estoy harta de tener que salir en defensa de un género (MI género) sólo por el hecho de ser feliz formando parte de él. Nadie debería nunca tener que dar tantos argumentos acerca de sus preferencias como nos vemos obligadas, casi a diario, a hacerlo nosotras, pero sirva este post para dejar constancia de mis sentimientos al respecto una vez más:




A todos aquellos que critican la novela romántica en este país, blandiendo el socorrido estandarte de la denigración y la libertad, les pregunto cómo es posible que un género denigre si lo que consigue es que las mujeres lean MÁS, que su creatividad y su imaginación se desarrollen o potencien MÁS, que se muevan MÁS.




La novela romántica no anula a las mujeres, a no ser que entendamos por anulación el devorar libros con ansiedad, el aprendizaje de las nuevas tecnologías y lo que estas pueden ofrecernos, la búsqueda de otras personas, el contacto cara a cara o vía foro, vía chats, vía Facebook, con gente con la que se comparte una afición. No entiendo cómo puede considerarse denigrante ver a las mujeres ocupar ese tiempo libre que tan escaso es al final del día y que tan merecido se lo tienen, en leer un libro, hable éste de lo que hable.




Las mujeres que leen (que leemos) romántica, buscamos información, compartimos opiniones, sopesamos críticas, creamos nuestras propias historias, nos sentimos identificadas con los sentimientos ajenos, conocemos un pedacito de la Historia, abrimos nuestra mente a nuevos mundos, nuevos universos. Hablamos, reímos, gritamos, babeamos, incluso tratamos de mejorar nuestro inglés para poder disfrutar de esas novelas que nunca llegan a las librerías españolas. Soñamos despiertas; dormimos, quizá, un poco más tranquilas. Aprovechamos las ventajas de la evasión y recuperamos fuerzas para seguir en el día a día.




Las mujeres que leemos romántica no sólo leemos. Vivimos la romántica. Y eso, sólo puede hacernos crecer, nunca denigrarnos, eclipsarnos ni ningunearnos.




Estoy harta de tener que salir en defensa del amor. Ahora, sólo quiero vivirlo.

No hay comentarios: