domingo, 14 de junio de 2009

Orgullo sajón


Hacía tiempo que no apañaba un libro de romance medieval en mis manos, principalmente porque no estoy muy puesta en las novedades en este campo y más principalmente todavía porque, cual Obelix sumergido en la marmita y cual niño pequeño ingresado de urgencia por un cólico de frutos secos, hacía ya tiempo que mi interés por esta temática había alcanzado cotas de saturación demasiado elevadas.


Pero si el libro en cuestión lo firma Nieves Hidalgo, creo que es motivo suficiente para darle una nueva oportunidad a los hombres y mujeres del medievo. Y, una vez más, no me he arrepentido de mi decisión.


Aunque nada haya cambiado -ni vaya a hacerlo- en la Historia del siglo XII, aunque los ingleses sigan dando palos a diestro y siniestro y ganándose el odio de todos los pueblos limítrofes, aunque la cota de malla y los cordones en la cintura sigan estando ahí, es bueno poder encontrarse de vez en cuando con historias que, más allá de su originalidad o de lo novedoso de su ambientación, te dejen un buen sabor de boca en lo que a estilo y buen hacer se refiere.


La técnica de Nieves es impecable. Hay libros que enganchan por su acción y otros por lo bien escritos que están. Éste está entre los segundos. Tiene esa aura especial que te envuelve cuando un libro destila belleza y es capaz de hacer que te evadas a otras tierras y otros siglos desde una estación atestada de gente o una habitación de hotel, solitaria y ajena.


Mi único punto negativo tiene que ver con la aparición -inoportuna aunque previsible, si tenemos en cuenta los medios de la época- del eterno tercer vértice en la pareja, aunque esto se debe más a un subjetivo problema de la que escribe estas líneas que a un auténtico error de la trama. De hecho, creo que ese tema está empezando a merecer una publicación en este blog (NOTA PARA MÍ: Explicarles a mis queridos lectores mi problema con... las Cosas)


Desde aquí, sólo puedo alegrarme una vez más de haber puesto mis ojos en Lo que dure la eternidad aquella tarde en la librería y, después, haber tenido la suerte de encontrarme a Nieves por la red. No sólo es una gran escritora con mucho que enseñarnos, sino que además es una persona fantástica en lo poco que la he llegado a conocer. Con Orgullo sajón tal vez no he aprendido nada nuevo de Historia. Pero de literatura, desde luego, he aprendido un rato.

2 comentarios:

Nieves Hidalgo dijo...

Algún día, mi querida Érika, seré yo la que escriba sobre ti y tus libros.
En esta entrada de tu blog, no sólo te agradezco el precioso post que has dedicado a Orgullo sajón, sino que me quito el sombrero ante ti -como siempre- por tu maravillosa forma de escribir. Tus escritos se paladean con placer y me dejan rendida a tus pies esperando que llegue el ansiado día en el que pueda ver un libro tuyo publicado. Hazme caso: ya queda menos.
Un beso enorme.

Anónimo dijo...

Nieves Hidalgo es mi gran descubrimiento, y espero que el de muchos lectores más, es un verdadero placer leerla, sus historias te envuelven y su estilo al relatarlas te hechiza. Espero que las editoriales sigan confiando en ella y le sigan publicando sus maravillosas obras. Espero ansiosa su siguiente novela, que creo que se llama Amaneceres ocultos ó algo por el estilo. ENHORABUENA NIEVES Y GRACIAS POR DELEITARNOS CON TU MARAVILLOSA OBRA. Con cariño y admiración Silvia