domingo, 28 de junio de 2009

De profesión, cartógrafa

He tardado un puñetero mes, con sus galopantes 30 días, sus ciclotímicas 720 horas y sus pulsátiles 43.200 minutos (bah, no me hagáis caso. En temporada de exámenes me da por exagerar más de lo normal) en idear, organizar y plasmar en la pantalla el mapa de Noche de Viernes Santo. He tardado tanto, de hecho, que he aburrido a las piedras, a las ratas de biblioteca, a las que no son de biblioteca pero tienen los ojos igual de rojos y, aunque parezca increíble, a mí misma. Me ha agotado más planificar esta novela que corregir Faery y Noche de Mardi Gras juntas.

Lo más cojonudo de todo es que no sé ni qué he hecho. Puede considerarse la novela de acción con más tramas, matices y complicadas interrelaciones entre personajes de la Historia. O puede considerarse la novela de personajes con más carreritas, espionaje y garrotazos de la Historia. O puede que sea, sin más, otro de mis espasmos cerebrales habituales. Yo qué sé. Sólo sé que cada vez me complico más la existencia y, de paso, se la lío parda a mis personajes.

Pero como el hombre (y la mujer, no os pongáis melindrosas que os conozco) son animales de costumbres, mi tropiezo particular está a la vuelta de la esquina y aquí me encuentro yo, deseando darle el pistoletazo de salida a la segunda historia de los Príncipes del Infierno con unas ansias que no pueden ser saludables. Me he propuesto esperar al día 2, ese día en el que la libertad universitaria llamará a mi puerta al fin pero, conociéndome, no sé si seré capaz de esperar tanto.

Bah, no me hagáis caso. Ya sabéis que en temporada de exámenes tiendo a exagerar más de la cuenta, y mañana toca Psicología de la Salud.

jueves, 25 de junio de 2009

Los chicos de Nick

Samia, Blade, Ethon, Raden, Tafari, Roman, Head y Kalidas.

De momento, ésa es la nueva generación de Dark Hunters porque, aunque parecía imposible, hay vida más allá de Acheron (snif... snif...)


Y yo aún me pregunto cómo siempre que termino de leer un libro de la Kenyon me entran ganas de comerme el mundo.

domingo, 21 de junio de 2009

Relato 1

De la "Colección de microrrelatos" de 2005

Y la culpa se hace miedo. Miedo a perder mi propia identidad, mi propia vida, a verla pasar huyendo a través de tus ojos de óleo, que entonces se harán roca, burdo cristal opaco al igual que los míos. Y la desesperación me confunde, me angustia, porque ya no sé si es que te quiero o es que no soy capaz de abandonar yo sola el infierno, si te necesito para ser feliz o te necesito para seguir con vida. Si te reclamo para sentirme mejor o para lograr, por una maldita noche, conciliar el sueño sin vislumbrar el movimiento de las agujas en el reloj desde la almohada, una almohada en la que falta tu aroma, faltan tus labios, se ausenta tu piel…

Y, por encima de todo, sé que te odio, que te odio por dejarme sola, por alejarte de mí, por romper promesas como quien rasga un papel y por haberte propuesto, sin duda, mandar al infierno todos mis principios y mi orgullo. Porque aunque no me dejes dormir, ni estés aquí conmigo (justo ahora que tanto te necesito…), ni tampoco me permitas odiarte como debería, de nuevo vuelvo a aferrarme a la imagen de alguien que ya no sé si merece la pena, a sus cartas, sus sonrisas y mis recuerdos.

Y quiero gritar para expulsar de mí toda esta ansiedad que me atenaza, pero no puedo porque la ciudad está dormida y, si yo grito, la ciudad se despierta. Pero voy a gritar, me importa un bledo la ciudad, incluso el mundo. Voy a chillar lo más fuerte que pueda con tal que tú me oigas y te des cuenta de una vez de lo nefasta que es la culpa, y veas al fin cómo el remordimiento no me deja vivir, ni lo hará jamás si tú te vas del todo.

3:47 a.m. Tendré que esperar a mañana.

sábado, 20 de junio de 2009

Así que te digo... why don´t you and I?

Hace unos días alguien me preguntó por qué siempre me inspiro en la misma canción cuando escribo escenas felices. De hecho, la cercanía del final en el proceso de creación de una novela es directamente proporcional al volumen con el que retumban los altavoces en las paredes de mi habitación.

Después de meditarlo un buen rato, llegué a la conclusión de que ésta es la única canción que, cuando al fin mi cerebro se calla, sigue sonando, y también la única capaz de devolverme la alegría cuando hasta mi corazón se apaga.


miércoles, 17 de junio de 2009

Y la conclusión de este día es...

Al final, el trabajo y el esfuerzo son siempre la respuesta a todas mis preguntas. No sólo como vía para conseguirlo todo, sino, principalmente, como vía para escapar de todo... Seguir trabajando, seguir peleando... Seguir tecleando.

¿Medio vacío?

Y sigo dándole vueltas a lo mismo una y otra vez.
Y sigo preguntándome si sirvo yo para esto.
Y sigo buscando un equilibrio que se me escapa.
Y sigo considerando si de verdad merece/mereció/merecerá la pena.



Y sigo diciendo: ¿dónde coño me he metido?

¿Medio lleno?

Recuperando las ganas de volver a soñar, crear y teclear...

domingo, 14 de junio de 2009

Orgullo sajón


Hacía tiempo que no apañaba un libro de romance medieval en mis manos, principalmente porque no estoy muy puesta en las novedades en este campo y más principalmente todavía porque, cual Obelix sumergido en la marmita y cual niño pequeño ingresado de urgencia por un cólico de frutos secos, hacía ya tiempo que mi interés por esta temática había alcanzado cotas de saturación demasiado elevadas.


Pero si el libro en cuestión lo firma Nieves Hidalgo, creo que es motivo suficiente para darle una nueva oportunidad a los hombres y mujeres del medievo. Y, una vez más, no me he arrepentido de mi decisión.


Aunque nada haya cambiado -ni vaya a hacerlo- en la Historia del siglo XII, aunque los ingleses sigan dando palos a diestro y siniestro y ganándose el odio de todos los pueblos limítrofes, aunque la cota de malla y los cordones en la cintura sigan estando ahí, es bueno poder encontrarse de vez en cuando con historias que, más allá de su originalidad o de lo novedoso de su ambientación, te dejen un buen sabor de boca en lo que a estilo y buen hacer se refiere.


La técnica de Nieves es impecable. Hay libros que enganchan por su acción y otros por lo bien escritos que están. Éste está entre los segundos. Tiene esa aura especial que te envuelve cuando un libro destila belleza y es capaz de hacer que te evadas a otras tierras y otros siglos desde una estación atestada de gente o una habitación de hotel, solitaria y ajena.


Mi único punto negativo tiene que ver con la aparición -inoportuna aunque previsible, si tenemos en cuenta los medios de la época- del eterno tercer vértice en la pareja, aunque esto se debe más a un subjetivo problema de la que escribe estas líneas que a un auténtico error de la trama. De hecho, creo que ese tema está empezando a merecer una publicación en este blog (NOTA PARA MÍ: Explicarles a mis queridos lectores mi problema con... las Cosas)


Desde aquí, sólo puedo alegrarme una vez más de haber puesto mis ojos en Lo que dure la eternidad aquella tarde en la librería y, después, haber tenido la suerte de encontrarme a Nieves por la red. No sólo es una gran escritora con mucho que enseñarnos, sino que además es una persona fantástica en lo poco que la he llegado a conocer. Con Orgullo sajón tal vez no he aprendido nada nuevo de Historia. Pero de literatura, desde luego, he aprendido un rato.

viernes, 12 de junio de 2009

Citas célebres en el sofá

Durante toda mi vida pensé que los autores que leía habían sido publicados porque sus libros estaban bien escritos. Tenía la firme convicción de que el único requisito para alcanzar el ISBN era escribir bien, que si no escribías bien no podías llegar a ningún sitio.
Durante toda mi vida pensé que yo escribía terriblemente mal.
Tardé veintitrés años en darme cuenta de que escribía bien y, cuando al fin lo hice, me di cuenta al instante de que no sirve de nada.

domingo, 7 de junio de 2009

Questa storia










La primera vez que lloré con este libro estaba en la playa. Atardecía, una calurosa y húmeda tarde de julio. Año 2007. Lo achaqué a mi repentino estado de sensiblonería aguda, justo después de haber leído Amantea y con ZigZag aún fresco en las compuertas. Mi sobrino llegó corriendo al más puro estilo kamikaze, me llenó de arena y se subió a caballito en mi espalda, así que me sequé las lágrimas y lo guardé en el bolso.

La segunda vez que lloré con este libro ni siquiera hizo falta que lo leyera entero. Bastó con el epílogo. Fue en septiembre de ese mismo año, una noche tibia, ¿antes o después de las fiestas? No recuerdo las fiestas, pero sí recuerdo el libro. Al final mi vida siempre se acaba reduciendo a eso. Lo achaqué al cansancio, físico y emocional, que me acechaba esos días.


La tercera vez que lloré con ese libro fue cuando lo recuperé (¡al fin!) de las manos de mi hermana. Y que conste que no es un reproche, Oña. Creo recordar que fue hacia finales de octubre de 2008, o a lo mejor habíamos entrado ya en noviembre. La estación otoñal me suele afectar bastante así que... ¿necesito otra excusa? Pues, quizás, que se me había metido algo en el ojo. O que mi madre picaba cebolla en la cocina. O que la luz del monitor me había pasado factura después de un agotador día frente al portátil.

La cuarta vez que lloré con este libro fue hoy. Y ya no pienso seguir buscando excusas tontas ni forzadas casualidades, sino que simplemente voy a admitir que me encanta, que me emociona, que lloro con el contenido, pero también con las formas, que no me avergüenza, que es sencillamente genial y que en cada nueva oportunidad que le doy (y me doy) descubro algo nuevo. Por eso pienso seguir dándole muchas oportunidades, aunque me deshaga en lágrimas en todas ellas.

sábado, 6 de junio de 2009

¿Cómo he podido sobrevivir sin StorYBook hasta ahora?

Para quienes no lo conozcan, os pongo en antecedentes: StorYBook es una herramienta de software de lo más sencilla para llevar a cabo de forma organizada (no como yo), ordenada (no como yo) y estructurada (no como yo) los mapas de las novelas, así como la división en capítulos, las localizaciones, los personajes y sus características... En definitiva, todo lo relacionado con la planificación de las historias, eso que hasta ahora a mí me ocupaba folios y folios y más folios, tinta de impresora, tachones y flechas hacia arriba y hacia abajo, barras y barras de pegamento, carpetas y carpetas y más subcarpetas...

Hace sólo unos días que lo manejo de forma fluida, pero casi parezco una persona distinta. Casi parezco... profesional. Le doy las gracias a Ayr por haber puesto este estupendo programa en mi camino.

jueves, 4 de junio de 2009

Sherrilyn vuelve al Círculo




Uf, uf, uf. Vamos a ver si nos aclaramos.


Si no me equivoco hace tres años, es decir, en 2006, salió a la venta por Círculo de Lectores una edición de Placeres de la Noche. Es más, me acuerdo porque fue la primera vez que oí hablar de la Kenyon, ese momento en el que hubo un mini-boom Dark Hunter en España que luego se fue diluyendo y nos dejó a dos velas a la panda de frikis que seguimos atacadas perdidas cada vez que alguien pronuncia las palabras "Santuario", "Daimon" o "Artemisa". Y sí, habéis leído bien. Digo DARK HUNTER y digo DAIMON. Porque como buena friki que soy de los Cazadores, me tuve que leer los libros, o bien en inglés, o bien en traducciones extraoficiales, y ninguna editorial advenediza va a apearme ahora de la burra.


Vale, hasta ahí todo bien. Luego, por motivos que desconozco, Sherrilyn desapareció del Círculo. Tal vez la abducieron los marcianos. O sobrevoló las Bermudas. O resbaló en una fosa. Sea como fuere, el caso es que /puf/... se esfumó. Y las vapuleadas y maltratadas fans hemos tenido que esperar tres años (sí, has leído bien, 3 años. TRES largos años) para que alguien se dignase en recuperar la colección y devolverla a los catálogos. Tres años donde podías poner la revista del derecho y del revés, podías lanzarle conjuros, sostenerla sobre vapor caliente, pasar las páginas a toda leche o rascar debajo de las letras, que lo único que ibas a encontrar era a Gaelen Foley, a Sonia Marmen y a Lisa Kleypas. Ah, y alguno de la Lindsey si les sobraba hueco entre tanta enagua.


Muchos diréis: joe, pues de qué te quejas? Me quejo de que ahora que ven el filón, los del Círculo se suban al carro vampírico y decidan editar El Abrazo de la Noche, que ya nos lo sabemos todas por activa, por pasiva y hasta en cirílico. Me quejo de que en Estados Unidos lleven veintisiete libros publicados y aquí hayan decidido darle un poquito de caña ahora sacando al mercado Desata la Noche, el libro de Wren. Me quejo de que en la portada del Círculo de Lectores (si es que no aprendeeeeennn), nos pongan a un Talon MORENO (joder, es que no se puede estar más cabreada que yo ahora mismo), y con el pelo CORTO, cuando la bendita trenza celta de Talon es mentada hasta en Acheron, coño. Me quejo de que hayamos tenido que esperar tres años a que los Cazadores vuelvan a tener algo de su perdida publicidad, y de que, tres años después, la foto de Sherrilyn en la contraportada siga siendo la misma. Coño, si ahora no la reconocen ni sus hijos a la hora de comer...


Pero, sobre todo, me quejo de lo de siempre: que al final, las que salimos perdiendo somos nosotras. ¿Por qué? Muy sencillo. En las páginas de la última revista del Círculo vemos un llamativo slogan para atraer la atención de las lectoras a la obra de la Kenyon: NO TIENEN ALMA... PERO TE ROBARÁN EL CORAZÓN. Cierto, muy cierto. Pero, joder, a mí a estas alturas también me han robado otra cosa los chicos malos de Artemisa: LAS PUÑETERAS DIOPTRÍAS DE TENER QUE CONFORMARME CON LEERLOS EN LA PANTALLA DEL ORDENADOR!!!!

martes, 2 de junio de 2009

Especial Nuevos Talentos

Desde aquí me gustaría agradecer a Universo Romance y Autoras en la Sombra esta oportunidad tan fantástica que nos han brindado a las novatillas.

Y a los demás ya sabéis, sólo tenéis que buscarme por la E... de Elementa :P.


lunes, 1 de junio de 2009

Buesa


No me gusta la poesía, nunca me ha gustado. De hecho me irrita bastante, porque no entiendo en qué momento mi razonamiento abstracto dejó de evolucionar y se quedó estancado justo antes de aprender a comprender los dobles sentidos y las bellezas ocultas de la poética. Para mí, la poesía puede ser vista desde dos enfoques distintos: aquel en el que carece por completo de sentido pero está tan estética y cuidadamente elaborada que el significado importa poco, o aquel en el que tiene un trasfondo tan personal e intimista que es imposible, por muy similares que seamos los seres humanos, que Fulano sea capaz de descifrar al pie de la letra lo que Mengano quería decir cuando escribió tal cosa un viernes a las cinco de la madrugada ahogado en el alcohol.


Por todo ello, apunto y mantengo que no me gusta la poesía, excepto un poema de J.A. Buesa, el único, que siempre, siempre, SIEMPRE, me remueve hasta lo más hondo.


La sed insaciable


Decir adiós… La vida es eso.

Y yo te digo adiós, y sigo…

Volver a amar es el castigo

de los que amaron con exceso.


Amar y amar toda la vida,

y arder en esa llama.

Y no saber por qué se ama…

Y no saber por qué se olvida…


Coger las rosas una a una,

beber un vino y otro vino,

y andar y andar por un camino

que no conduce a parte alguna.


Buscar la luz que se eterniza,

la clara lumbre durarera,

y al fin saber que en una hoguera

lo que más dura es la ceniza.


Sentir más sed en cada fuente

y ver más sombra en cada abismo,

en este amor que es siempre el mismo,

pero que siempre es diferente.


Porque en sordo desacuerdo

de lo soñado y lo vivido,

siempre, del fondo del olvido,

nace la muerte de un recuerdo.


Y en esta angustia que no cesa,

que toca el alma y no la toca,

besar la sombra de otra boca

en cada boca que se besa…



Buesa está considerado como uno de los grandes "poetas del pueblo" en Cuba, uno de esos autores que la crítica sitúa en la lista negra pero que se llevan por delante el cariño y la admiración de miles de personas en las calles, en las casas, en los bajos fondos, en el boca a boca. Llamadme bruta, si queréis, pero ésa, al fin y al cabo, es la única poesía que cuenta. La única que yo entiendo. Y la que comparto.