lunes, 6 de abril de 2009

Lo que no tenemos


Es fácil escribir sobre aquello que tenemos, pero escribir sobre lo que no tenemos es demoledor.


Cuando era más joven y quería ser actriz, escribía sobre sueños por cumplir, plazos por llegar e ilusiones tan vívidas como el color indescriptible de la luz, el sonido de un papel al rasgarse o el regusto a alcohol de un domingo por la mañana.


Cuando dejé el teatro escribía sobre metas nuevas y un futuro abierto ante mí que cobraba otra perspectiva. Ya no hablaba de ilusiones; hablaba de realidades.


Pasé toda mi adolescencia y los primeros años de juventud del lado del melodrama. Escribía sobre tristezas, sobre imposibles, sobre el amargo sabor de la derrota y el vacío infinito de la pérdida. Frases acerca de la soledad, párrafos de desamor y hojas y más hojas de desesperación.


Y ahora, por primera vez en toda mi vida, escribo sobre algo que no tengo desde antes casi de lo que puedo recordar. Amor. Mi vida sentimental fue dando tumbos con la misma inestabilidad que mis renglones y eso me servía para inspirarme. Es asquerosamente fácil dejar fluir las palabras cuando te despiertas a las cuatro de la mañana con la almohada empapada de lágrimas y un nudo de angustia en el pecho, o cuando una canción, un olor, una prenda, despierta todos tus fantasmas. El optimismo brillaba por su ausencia, o ni siquiera eso, porque su ausencia dejaba un rastro más bien oscuro. Las letras hablaban de mí y yo me volcaba en cada una de ellas.


Sin embargo, desde hace un año todo cambió. Por primera vez desde que aprendí a agarrar el lápiz y deslizarlo sobre el papel, tuve que obligarme a mí misma a abandonar las poco ortodoxas prácticas de plasmar en folios mi dramatismo exacerbado y fui obligada a pasarme al bando contrario. La vida me llevó a los finales felices de ficción en el momento exacto en que mi final feliz real se desvaneció del horizonte. Ahora tengo que escribir "y estuvieron juntos para siempre" cuando sé que, en el noventa y cinco por ciento de los casos, para siempre tiene una duración limitada en el tiempo.


Lo dicho. Escribir sobre angustia cuando la sientes, no tiene dificultades. Escribir sobre el amor, cuando ya no lo tienes, te rompe por dentro.


4 comentarios:

BGM dijo...

Hola guapa!!!
Me gusta lo que escribes, y es una verdad como un templo tu última frase ;)
Aunque no deje comentarios a menudo, leo todo lo que pones :P
Te quiero mucho!!!

BGM dijo...

Hola!!
A ver si a la segunda el bloh publica mi comment, jejeje
Nada, que me gusta mucho lo que escribes, particularmente éste, con su frase final, porque dices una verdad como un templo!!
Aunque no me prodigue mucho dejando comentarios, leo todo lo que pones, guapa ;)

Te quiero mucho!!!

Alassë dijo...

Creo que ese noventa y cinco por ciento de los casos sube a un noventa y siete demoledor, sobre todo si ese sentimiento no se alimenta regularmente.
Tienes una vena masoquista muy llamativa, Érika, primero escribiendo sobre angustia mientras se chapotea en ella... para dar paso a escribir sobre el Amor cuando ya no se tiene.
Siempre pensé que el dolor hace que todo lo que sale de uno resulte más real, así que para bien o para mal... explótalo. Tienes esa batalla ganada.

PD: Me encantan los nuevos colores del Blog ^_^
Y me alegro mucho de que te gusten los dibus! :D

Anónimo dijo...

Masoca....masoca...eres un rato, y cada vez que te leo más.
Menos mal que como tu dices de un año hacia aca, tu vida esta cambiando para escribir cosas diferentes o en todo caso un poco más positivas y románticas.
¿Sabes? creo que para escribir sobre cocina, hay que saber cocinar. Para escribir sobre el macrame o el ganchillo, hay que saber hacerlo, y para escribir sobre el amor, hay que haberlo encontrado, disfrutado, amado, perdido y destrozado el corazón. Solo si te ha pasado eso, serás capaz de plasmar en una historia algo de credibilidad en cuanto a eso.
Pero claro, en estos tiempos ¿Quien no ha sufrido por amor?
Por lo tanto, aparca esa negatividad que a veces te rodea y lanzate a ser positiva y a escribir todo lo que tienes en ese melón tuyo (alias cabeza) que estoy segura que serán cosas maravillosas como mi querida hada Fairy.

Un besote...so masoquista...y venga...venta a currar

Megan