miércoles, 22 de abril de 2009

LA CÁMARA, con mayúsculas


O, mejor dicho, LA ESCENA con mayúsculas.


Llegó el día. Hace meses que me preparo para escribir esta escena, la que dio lugar a que todo el engranaje de Noche de Mardi Gras comenzara a funcionar en mi cabeza allá a finales del verano.


Cuando todo empezó, tenía claro qué no quería. No quería un nuevo Faery. Quería la antítesis de Faery. Quería una historia de amor tan potente que hiciese temblar los cimientos de la literatura. Quería sangre, sudor y lágrimas mezcladas y vertidas sobre el papel en forma de tinta. Quería ver cómo mi propio corazón era destrozado, pisoteado y magullado en el proceso.


Llevo meses poniendo pilares. Haciendo argamasa. Diseñando planos. Hoy, toca derribarlo todo.


A lo largo de este tiempo he escrito escenas con las que me he emocionado, escenas con las que he llorado, escenas con las que he reído, escenas con las que me he excitado, escenas con las que me he cabreado. Esta noche escribiré la escena en la que me rompo en pedazos.


Que alguien se encargue de recogerlos mañana, por favor.

No hay comentarios: