domingo, 12 de abril de 2009

Adrienne

Ésta es, con mucho, la actualización más personal, y por tanto difícil, de cuantas he escrito. Afortunadamente, la escribo impulsada más por una necesidad de agradecimiento que por una obligación dictada por las circunstancias.

Adrienne se cruzó en mi camino hace casi cuatro años, cuando ni ella era Adrienne ni yo era Érika. Garabatée un autógrafo en su agenda y ella se abrió un hueco en mi corazón. Aunque empezamos como compañeras, nos convertimos pronto en amigas, luego en hermanas y, por último, en siamesas.

Adrienne dice que yo soy luz en su vida, pero yo creo que está equivocada. La auténtica luz es la que ella irradia. Esas mañanas lúgubres y soñolientas en la facultad no serían lo mismo sin su sonrisa, igual que no sería la misma mi vida si no estuviera en ella.

Adrienne me enseña cada día el valor de una amistad que nunca creí posible. Solamente entrega, y entrega, y entrega, sin esperar nada a cambio. Me acompaña, se preocupa, se interesa. Me ofrece el hombro incluso cuando todos los demás lo esconden, y sé que seguirá ahí cuando todos los demás se hayan ido.

Adrienne no juzga, jamás. Pero siempre tiene una valiosísima opinión en el tintero, aguardando por si quieres conocerla.

Adrienne es vía de escape, luz de luna, tijeras que cortan ataduras, alas que se despliegan.

Adrienne es mi consejera, mi correctora, mi animadora de los pompones, mi terapeuta, mi portavoz, mi fan número 1.

Podría seguir eternamente, pero ni siquiera así alcanzaría para poder decirle lo feliz que me hace tenerla a mi lado, apoyándome en los buenos y en los malos momentos, luchando por mí con la misma fuerza con que lo haría yo. Un artículo en el blog, una canción, incluso tratar de expresárselo con palabras en persona no me sirve de nada. Mi vida consiste en escribir, y es a través de la escritura el único modo que puedo llegar a agradecérselo del todo, haciendo que Adrienne también forme parte de ella.

Dentro de poco terminaré de escribir Noche de Mardi Gras, y ahí habrá una flamante dedicatoria a quien más me ha ayudado a lo largo de este año de locos. Pero, para que no quede ninguna duda, también dejo constancia en este pequeño espacio, porque Érika Gael no existiría si no tuviera a alguien como Adrienne a su lado.

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